CASTILLO DEL HIERRO
Se construye en el siglo XIII como enclave de defensa en la frontera castellano-nazarí. Declarado Bien de Interés Cultural, estamos ante el único monumento de origen nazarí de la Provincia de Sevilla. A sus pies se encuentra la Fuente del Pilarillo, se cree que sus aguas brotan de un manantial situado en las entrañas del macizo rocoso, donde se erige el castillo. En esta fuente comienza un sendero habilitado para llegar hasta la mismísima fortaleza nazarí y gracias a su situación elevada regala a los ojos unas vistas de 360º que te harán disfrutar del vuelo del majestuoso buitre leonado y divisar las cabras montesas que habitan en sus riscos calizos. En su pared vertical se encuentra la primera vía ferrata de la territorio hispalense, que nos regala una panorámica sin precedentes del pueblo junto al pico más alto de nuestra provincia, el Terril.
HISTORIA
A inicios del siglo XIII, tras la Batalla de Navas de Tolosa (1212), el poder almohade en la península cae, llevando a una descentralización del estado musulmán que da lugar al surgimiento de caudillos locales por todas partes. Este contexto impulsó la conquista cristiana dentro del territorio andaluz creándose una nueva frontera entre el Reino de Castilla y el reciente Reino Nazarí de Granada (1246).
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Tras esto hay una creciente proliferación de arquitectura militar desde la segunda mitad del siglo XIII hasta el XV que da lugar al nacimiento del Castillo del Hierro bajo el gobierno de la nueva dinastía musulmana. La fortaleza de Pruna, según la terminología castral andalusí, entraría dentro de la categoría de ṣajra, peña fortificada cuya naturaleza dificulta la conquista. Su función fue albergar los cuerpos del ejercito de la frontera del sultán de Granada, casi todo africanos, para la custodia y amparo de la frontera ante el enemigo cristiano.
Precisar la frontera catellano-nazarí a principios del siglo XIV es complicado, debido a que estaba en continuo movimiento al son de espadas y cabalgadas. No es hasta 1327 cuando Alfonso XI en la campaña de Olvera conquista Pruna, pero la alegría le duró poco, porque Muhammad IV reconquista el enclave pruneño en 1330. Desde este año hasta 1407 Pruna pertenece al bando granadino, convirtiéndose en una fortaleza muy importante para el sultán siendo la punta de lanza de su frontera y punto clave para el control de tropas enemigas.
Tras varios episodios bélicos, como la conquista del Castillo de Ayamonte, los musulmanes rompieron la tregua que tenían con el Reino de Castilla y en 1407 daría comienzo la campaña del Infante don Fernando, como regente del rey Juan II. Lorenzo Suárez de Figueroa, Maestre de Santigo, conquistaría definitivamente el Castillo del Hierro para el bando cristiano.
Entre los años 1330 y 1391 (gobiernos de Muhammad IV y V) el Castillo del Hierro se remodeló. Se cegó la puerta principal, se subió la puerta varios metros a una segunda planta –donde se accedería con una escalera de mano– y en la planta baja se elaboraría un aljibe. Demostrando así su importancia como fortaleza y la necesidad de agua para población al construir otro aljibe
El Castillo del Hierro tras su conquista definitiva por parte de los castellanos en 1407 albergaría una guarnición militar como punto de apoyo a la frontera. No hay que olvidar que la línea que separaban los reinos castellano y nazarí aún estaba muy próxima, dado que un sector tan importante y estratégico como la serranía de Ronda no caería hasta iniciada la Guerra de Granada (1482-1491).
No sería hasta 1457 cuando Enrique IV, mediante carta de merced, le otorgaría la villa y fortaleza de Pruna a Rodrigo de Ribera, caballero veinticuatro de Sevilla, para que la reconstruya, repueble y defienda. Siendo en 1458 cuando este se traslada a la villa junto a 15 vecinos casados, escuderos y peones. Tras su muerte en 1475 heredaría Pruna su hijo bastardo, legitimado por él, Pedro de Ribera, que la mantendría hasta 1482.
En el señorío de Rodrigo de Ribera (entre 1457 y 1475) se repará todas las estructuras del castillo y villa dañadas por el paso del tiempo y la guerra pero además se construiría una camisa en torno a la torre del homenaje para reforzar la construcción.
En 1482 Pedro de Ribera, II señor de Pruna, vende la villa, fortaleza y términos de Pruna a Rodrigo Ponce de León, III conde de Arcos y marqués de Cádiz, por un valor de 1.400.000 maravedís. Con esta compraventa el señorío cambiaría de casa, pero tendría la misma función, incluso más enfocada en la guerra, dado que su comprador es uno de los mayores exponentes en la guerra contra Granada. Desde entonces Pruna pertenecería a la casa de Arcos hasta finales del siglo XVIII.
Paradógicamente el III conde de Arcos muere el mismo año que se consolida la conquista del Reino Nazarí de Granada (1492), heredando el señorío de Arcos su nieto, Rodrigo Ponce de León, con tan solo dos años de edad. En el testamento nombraría como albacea y tutora del crío a Beatriz Pacheco, su viuda, siendo en 1493 cuando los Reyes Católicos elevaron a ducal el título de Arcos.
Tras este episodio la funciones militares y defensivas del castillo desaparecerían y se utilizó como zona de viviendas hasta el traspaso del pueblo a la zona actual en algún momento del siglo XVI.